miércoles, 9 de abril de 2008

Mataron a Venancio Flores

Me decía el otro día una amiga que esto de la miscelánea es algo masculino, puesto que la memoria del hombre tiende a centrarse más en los detalles, fechas y datos, mientras que la mente femenina tiende a superarlos y es más proclive a la abstracción y la sistematización. Como se suponía que lo que estaba diciendo no era precisamente un elogio, intentó arreglarlo añadiendo que yo, en mi caso, había sabido hacer de la necesidad virtud sacándole provecho a mi capacidad cerebral para almacenar morralla.

No voy a entrar en la cuestión de la diferenciación sexual del cerebro, sino en otra más importante: la supuesta superioridad de los sistemas sobre los datos. Y es que siempre se ha supuesto que una buena logoteoría es más molona que un montón de hechos, y que si hay hechos que no encajan en el sistema, tanto peor para los hechos. Esto ya lo apuntaba de manera clara Borges en su cuento "Funes el memorioso". Funes era un chico postrado en la cama a causa de un accidente que, en su forzada inactividad, había descubierto que tenía una memoria prodigiosa: era capaz de recordarlo todo. No sólo el árbol que veía a través de su ventana, sino todas y cada una de las hojas, con todas y cada una de sus nervaduras, y era capaz de distinguir en su memoria las diferentes horas del día y los diferentes días en que había visto cada una de las hojas. Borges decía que Funes no pensaba, porque pensar consiste en olvidar los pequeños detalles, en abstraer propiedades comunes a todos ellos y enunciar una proposición o elaborar una teoría.

De teorías y grandes discursos andamos bien servidos. Desde hace siglos. Grandes relatos que creen poder explicarlo todo y que se basan sólo en seleccionar aquellos datos que interesan e ignorar por irrelevantes los que no encajan. Como hace todo estudiante de química o de física a la hora de elaborar una gráfica con los datos obtenidos en una práctica de laboratorio: modifica los decimales obtenidos en las medidas para que los puntos representados formen una línea lo más recta posible. Y es que sucede a menudo que, cuando uno elabora una teoría, ya sabe de antemano a dónde quiere ir a parar, y tan sólo es un recurso literario disfrazar su exposición con la forma de una aparente investigación.

Ahora tengo entre mis manos las amarillentas páginas del "Curso de materialismo histórico" del académico Konstantinov, de la Academia de Ciencias Sociales de la URSS. Este libro, decía él, contiene los principios más generales de la ciencia social verdadera, y explica las leyes objetivas del desarrollo histórico. Parece ser que no debíamos hacer una revolución porque lo deseáramos, sino porque así dábamos cumplimiento a la ineludible flecha del progreso histórico (exceptuando China y otras sociedades hidráulicas de poca monta que no encajaban en el esquema). Introduciendo algo de formalismo matemático se podía pasar fácilmente de los libros de Konstantinov a la psicohistoria de Hari Seldon (imaginada por Asimov en la misma época en que Konstantinov se imaginaba lo suyo), y ver una suerte de continuidad, prácticamente de necesidad, entre las formaciones sociales del siglo XX y las del Imperio Galáctico descrito en el ciclo de novelas de "Las fundaciones".

Ah, pero dejemos ya tanta cháchara y volvamos a complacernos con el dato curioso y olvidado. Ni todo el materialismo histórico de Konstantinov ni toda la imaginaria psicohistoria de Asimov podrían haber explicado lo de Venancio Flores (personaje de la lámina adjunta). Uruguayo como Funes el memorioso, Venancio Flores fue militar y presidente del país. Murió asesinado y el entonces presidente del Uruguay ordenó enviar a sus seguidores el siguiente telegrama: "Mataron a nuestro querido general Venancio Flores: reúna a la gente y vénganse". Pero un telegrafista, al transcribir el código morse en una nota manuscrita, cometió un pequeño error ortográfico, y la nota pasó a decir "Mataron a nuestro querido general Venancio Flores: reúna a la gente y vénguense". A consecuencia de dos letras mal escritas o mal leídas, se desencadenó un baño de sangre y venganza en el país.

3 comentarios:

DINERO GRATIS dijo...

Pasmosa y apabullante demostración de la necesidad de este portal y sus imprescindibles elucubraciones.
EL MACERO MAYOR.

sublibrarian of the year dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
sublibrarian of the year dijo...

Es decir: las mujeres son de Omicron Persei 8 y los hombres de Omicron Persei 9.

En el ámbito bibliotecario lo que usted comenta sobre los sistemas se ve reflejado en las diferentes taxonomías omniabarcantes que se han ensayado: decimales, decimales universales, facetadas, decimo-facetadas...

En fin, como puede comprobar, un dislate y un descoque.

Aunque el mejor sistema clasificatorio del que tengo noticia es el que aplicó un Carrefour de las afueras de París en su gargantuesco aparcamiento: según el orden de los cetáceos.

- ¿Pierre donde has dejado el coche?

-Déjame ver, querida... mmm... en la tarjeta dice... Odontoceti - Ziphiidae.