Sublibrarian: no salen bichejos, esto no es Alien. Como digo en mi breve introducción, los protagonistas van buscando, no importa exactamente el qué, siempre se busca lo mismo: el sentido de la existencia. Y al final se paran frente a una habitación vacía en la que ni siquiera se atreven a entrar. El final de la búsqueda es ése: contemplar el vacío, único fundamento de todo. Entender que nuestras existencias no son más que fluctuaciones temporales en ese vacío, y comprender que el vértigo que sentimos al mirar hacia abajo y ver que no hay nada no tiene alivio si no es al precio del autoengaño.
Hombre, el sentido de la existencia siempre es un gran tema, pero si le añade bichéjulo, lo es aún más.
Ahora en serio, una alegoría tan plegada sobre abstracciones como Stalker funciona hasta que se cruza cierto punto anatómico que le pone a uno cara de haber conducido mil kilómetros en primera, esto es, como de chino en póker.
Quiero decir que si el concepto no es transportado por la peripecia, por un engarce narrativo sólido y concreto (aunque sea sin monstruo) se trabaja en un formato cine pero a lo que se asiste es al proyecto audiovisual de alguien, una instalación más o menos vanguardista en la que todo queda en conjugar imágenes con forzosa sutileza. Y si esto se lleva al extremo todo el asunto acaba siendo, con perdón, algo pedante.
3 comentarios:
Charquedumbres en lo polvoscuriento.
No llegué al final.
¿Salen bichéjulos?
Sublibrarian: no salen bichejos, esto no es Alien. Como digo en mi breve introducción, los protagonistas van buscando, no importa exactamente el qué, siempre se busca lo mismo: el sentido de la existencia. Y al final se paran frente a una habitación vacía en la que ni siquiera se atreven a entrar. El final de la búsqueda es ése: contemplar el vacío, único fundamento de todo. Entender que nuestras existencias no son más que fluctuaciones temporales en ese vacío, y comprender que el vértigo que sentimos al mirar hacia abajo y ver que no hay nada no tiene alivio si no es al precio del autoengaño.
Hombre, el sentido de la existencia siempre es un gran tema, pero si le añade bichéjulo, lo es aún más.
Ahora en serio, una alegoría tan plegada sobre abstracciones como Stalker funciona hasta que se cruza cierto punto anatómico que le pone a uno cara de haber conducido mil kilómetros en primera, esto es, como de chino en póker.
Quiero decir que si el concepto no es transportado por la peripecia, por un engarce narrativo sólido y concreto (aunque sea sin monstruo) se trabaja en un formato cine pero a lo que se asiste es al proyecto audiovisual de alguien, una instalación más o menos vanguardista en la que todo queda en conjugar imágenes con forzosa sutileza. Y si esto se lleva al extremo todo el asunto acaba siendo, con perdón, algo pedante.
Eso creo.
¿Ha visto Kaïro?
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