jueves, 15 de mayo de 2008

La reprise du travail aux usines Wonder




El vídeo que antecede no es ninguna ficción interpretada por actores. Es exactamente lo que dice el título: la vuelta al trabajo en las fábricas Wonder, en algún lugar de Francia. Mientras los trabajadores discutían en la entrada de la fábrica, alguien filmó este diálogo. Acontece al final del Mayo del 68, cuyo cuadragésimo aniversario se ha cumplido ahora. Visto por la gente que no vivimos los acontecimientos, y si hubiéramos de hacer caso a lo que narran los protagonistas bien situados ahora en puestos políticos o mediáticos, pareciera que Mayo del 68 fue básicamente una revolución hormonal. Una revolución centrada en romper tabúes sexuales, lazos familiares, disciplinas sociales, vínculos generacionales, un pequeño soplo de aire fresco en una sociedad encorsetada. Y poca cosa más. Pero fue mucho más, y es lo que este vídeo muestra. No se trató sólo de una revuelta estudiantil, sino que se enmarcaba en un ciclo de luchas obreras y huelgas generalizadas en toda Francia. Pero a las tres semanas de empezar todo, la clase política, la patronal y los grandes sindicatos pactan el final. En el vídeo se ve a dos delegados sindicales de la CGT francesa, uno de ellos se distingue por la corbata, intentando convencer a los trabajadores de que todo se ha acabado y entren en la fábrica. La chica joven, con expresión de asco y casi sollozando, viene a decir: "¡Yo no vuelvo ahí dentro!" Los delegados sindicales insisten todo el rato: es un buen acuerdo, suben los salarios un 10%, es una victoria, hay que saber cuándo parar una huelga, hay que ir por etapas (esto lo repiten mucho). El chico joven de la derecha, que no trabaja en la fábrica, dice que los sindicatos han traicionado a los trabajadores, que ese 10% lo recupera la patronal con la inflación y más cosas, pero es sobre todo la chica la que insiste una y otra vez: "yo no vuelvo ahí dentro", y describe la fábrica como una especie de cárcel de tristeza y miseria. Aunque no lo explicita, comprendemos lo que quiere dar a entender con su rabia y sus sollozos, lo que piensa más con las entrañas que con el cerebro: no nos hemos sublevado por un triste 10% de subida salarial, lo que queríamos era cambiar nuestras vidas, ¡yo no vuelvo ahí dentro!. Y los delegados sindicales dale que te pego: es un buen acuerdo, hay que ir por etapas, blablabla... Al final, alguien que parece el patrón o algún encargado suyo avisa que ya se puede entrar en la fábrica y los trabajadores, dóciles y en silencio, van entrando uno a uno. Esta escena se repitió en muchas fábricas de Francia aquel mismo día. Los delegados sindicales mentían a los obreros descaradamente: cuando proponían votar la vuelta al trabajo en una fábrica, decían que en otras ya habían decidido acabar la huelga, cuando no era verdad; en todas las fábricas repetían la misma maniobra. Estos diez minutos de filmación demuestran, mejor que ninguna historia escrita, lo que son estos sindicatos: bomberos prestos a apagar el fuego cuando el incendio corre el peligro de extenderse.

Esta filmación estuvo años perdida y se redescubrió por casualidad. A raíz del hallazgo se intentó localizar a todas las personas que intervienen para saber qué había sido de sus vidas 30 o 40 años después. Me dicen que, acabado el mayo del 68, acabada aquella situación de excepcionalidad, aquella explosión de libertad, hubo gente incapaz de resignarse a volver a la normalidad, al aburrimiento, al sometimiento y al trabajo, y que algunos se suicidaron ante la imposibilidad de renunciar al cambio que habían saboreado en sus vidas durante aquellas pocas semanas. De las personas de la filmación, la única que no pudo ser identificada ni localizada fue la chica joven. No se ha vuelto a saber nada de ella. Podemos suponer que no volvió al trabajo aquel día. Que se marchó y cumplió lo que decía entre sozollos y gritos de rabia: "¡Yo no vuelvo ahí dentro!".

2 comentarios:

sublibrarian of the year dijo...

Madre mía, sólo son las 9:30 y téngo que quedarme en este puto sitio hasta las 18:30!!!

Anónimo dijo...

Pues si, hemos de suponer, casi debemos de suponer, nos hace falta, a los que nos hace, suponer, que esta muchacha se marchó, montó sin riendas ni aparejo el caballo de Zapata o de Juan sin miedo y cabalga libre, yo la he visto, la veo a veces, desde mi puerta, desde mi ventana, con los ojos húmedos y un no se que en el pecho, yo la veo, la he visto hoy.
A los que nos mostráis muchachas cabalgando libres, gracias.