Gentes que leéis este blog: después de una larga hibernación vuelvo a publicar para anunciar que tengo el propósito de impartir un taller de matemáticas en cierto lugar que ya especificaré por otros canales. No pongáis mueca de disgusto, no tengo intención de enseñar a nadie a sumar quebrados; se tratará más bien de un ciclo de charlas destinadas a aquella gente que no considera que ciertas nociones de matemáticas deben formar parte de la cultura general. Si eres de esas personas que en el bachillerato decidieron escoger griego como optativa huyendo de las mates, entonces este taller te interesa.
No quiero ocultar los peligros que puede entrañar el dejarse seducir por las matemáticas, palabra que proviene del griego mathema (aquello que se enseña, conocimiento).
Así, por ejemplo, Gerbert d'Aurillac, que fue Papa en el año 1000 con el nombre de Silvestre II, intentó introducir en Europa las cifras arábigas (las que usamos actualmente). Sus contemporáneos pensaron que tal interés por las matemáticas sarracenas debía ser fruto de un pacto con el diablo, que, a parte de instruirle en esos cálculos, le proporcionó un súcubo o demonio femenino como concubina. Algún tiempo después de su muerte, la Iglesia ordenó abrir su tumba en la catedral romana de San Juan de Letrán para liberarla de demonios y de números.
No es de extrañar esta reticencia eclesiástica si tenemos en cuenta que ya cinco siglos antes San Agustín, uno de los Padres de la Iglesia, dejó escrito: El buen cristiano debe estar alerta en contra de los matemáticos y de todos quienes hacen profecías vacuas. Existe el peligro de que los matemáticos tengan pacto con el demonio y la misión de ofuscar el espíritu del hombre para confinarlo en los linderos del infierno. (De genesi ad litteram 2, XVII, 37).
Más cerca en el tiempo, János Bolyai, matemático húngaro que investigaba el quinto postulado de Euclides, recibió una carta de su padre intentando apartarlo de una senda tan peligrosa: Te ruego que no intentes tú también luchar con las teorías de las líneas paralelas. Perderías el tiempo y sus teoremas quedarían sin demostrar. Estas impenetrables tinieblas pueden derribar a miles de torres como Newton. (...) Por amor de Dios te lo ruego, olvídalo. Témelo como a las pasiones sensuales, porque lo mismo que ellas, puede llegar a absorber todo tu tiempo y privarte de tu salud, de la paz del espíritu y de la felicidad en la vida.
Y baste como último ejemplo la desdichada suerte de Hipaso de Metaponto (siglo V a.C.), que se atrevió a hacer público el carácter irracional de la raíz cuadrada de 2, rompiendo con ello el pacto de silencio que mantenía sobre tal cuestión la secta de los pitagóricos. Tal crimen comportó a Hipaso y sus secuaces la muerte, según cuenta el filósofo griego Proclo: Se dice que los que sacaron de su escondite a los irracionales y los dieron a la luz pública perecieron en un naufragio, hasta el último hombre. Porque se debe ocultar lo inexpresable y lo informe. Y quienes lo descubrieron (...) fueron instantáneamente destruidos y deberán permanecer expuestos por siempre al juego de las olas eternas
miércoles, 25 de mayo de 2011
miércoles, 8 de diciembre de 2010
A veces encuentras una rara excepción
Pero ¿y si el mundo no es un rompecabezas cuyas piezas sueltas tenemos ante nosotros, sino una sopa en la cual nadan al azar unos fragmentos que sólo por casualidad se congregan de vez en cuando para formar un conjunto coherente?...
Perfección, completitud, belleza, ¡no son más que una excepción rara que sólo se presenta porque la cantidad de fragmentos es inimaginable!
Stanislaw Lem
Perfección, completitud, belleza, ¡no son más que una excepción rara que sólo se presenta porque la cantidad de fragmentos es inimaginable!
Stanislaw Lem
lunes, 20 de septiembre de 2010
jueves, 24 de junio de 2010
Cuando no queden burkas que prohibir
No sé cuántas mujeres usarán burka o velo integral en este país, pero deben ser poquísimas, y en algunas zonas prácticamente nadie.
Por eso, sorprende esta avalancha de ayuntamientos aprobando mociones para prohibir su uso en dependencias municipales. Ayuntamientos en los que jamás nadie ha entrado con esa prenda, ni se la esperaba.
No voy a entrar en la cuestión de qué hay en el fondo tras esta fiebre prohibicionista, si se esconde realmente una ola de islamofobia. Sólo constato mi perplejidad ante esta urgencia en regular el uso de una práctica casi inexistente, comparable en su absurdo al intento de legislar sobre el uso del idioma klingon en espacios públicos. Por cierto, que ya puestos, apostaría a que hay en este país más estudiosos y hablantes del idioma klingon que mujeres portadoras de esa vestimenta. La cuestión que me planteo es, ¿qué harán los partidos cuando no queden burkas que prohibir? Desde aquí, estoy dispuesto a hacerles una sugerencia.
Veamos. Que el burka es una prenda que simboliza y realiza efectivamente la sumisión de la mujer es algo obvio. Y que no debe tolerarse también. Esta es una de las características de esta prohibición: la de su obviedad; nadie se pondrá a defender el uso de la prenda. Que es una práctica muy muy minoritaria también es obvio. Por lo tanto, puestos a dar ideas a los partidos, se trata de lanzar campañas para sensibilizar a la población y luego prohibir prácticas obviamente rechazables aunque extremadamente minoritarias, dando lugar al espectáculo esperpéntico de ver a los ayuntamientos compitiendo en una carrera absurda por prohibirlo. Mi propuesta para la siguiente ola prohibicionista supone una mejora sobre la actual: no será sospechosa de xenofobia de ningún tipo, pues se centra en una práctica cristiana y occidental.
¿Han oído hablar alguna vez del cinturón de castidad? Se supone que era un aparato a modo de bragas o calzones, en parte o totalmente metálico, que algunos hombres obligaban a llevar a sus esposas cuando debían dejarlas solas. La prenda tenía un cerrojo cuya llave se llevaba el marido cuando este marchaba a las cruzadas o similar. Se supone que el aparato permitía orinar y defecar pero impedía mantener relaciones sexuales con lo que se aseguraba la fidelidad de la esposa durante la larga ausencia del marido.
Que este dispositivo es opresivo para la mujer es una obviedad. Y es fácil comprobar que su uso no está prohibido de manera explícita por las leyes. No conozco a ninguna mujer obligada a llevarlo, pero eso no quiere decir nada: tampoco he visto nunca a nadie por la calle con un burka. Es más: más fácil es llevar cinturón de castidad sin llamar la atención que burka, por lo que su uso podría ser, de hecho, más frecuente de lo que imaginamos. Así que ya saben, señores políticos: cuando ya no queden ayuntamientos en los que prohibir el burka, pueden empezar con el cinturón de castidad. Para hacer que la campaña de histeria colectiva dure una buena temporada sería necesario coordinarse bien y planificar una buena temporización de las mociones prohibicionistas. Teniendo en cuenta que el estado español cuenta con unos ocho mil municipios, podrían votarse las prohibiciones cada día en veinte ayuntamientos diferentes, con lo que la campaña duraría todo un año y así se asegura un buen protagonismo mediático.
Nota: como el uso del cinturón de castidad no es tan evidente como el del burka, la prohibición debería ir acompañada de la instalación de escáneres corporales o de arcos detectores en las puertas de todas las dependencias donde se prohíba su uso; en su defecto una funcionaria, debidamente acreditada, debería registrar a todas las mujeres.
domingo, 25 de abril de 2010
El yo empresario
Un nuevo lema parece presidir la orientación de las biografías individuales independientemente del lugar que se tenga en el sistema productivo: ¡actúa de modo empresarial! El "yo empresario" se define por la creatividad, la flexibilidad, la responsabilidad individual, la conciencia del riesgo y la orientación al intercambio comercial en todas las áreas de la vida y no sólo en la laboral. La competitividad somete al "yo empresario" al dictado de una permanente optimización de sí mismo, por más que ningún esfuerzo en este sentido sea capaz de desterrar el miedo al fracaso que atrapa su alma.
José. A. Zamora en "El Combate del Pensamiento", Espai en Blanc.
José. A. Zamora en "El Combate del Pensamiento", Espai en Blanc.
viernes, 5 de marzo de 2010
Autopresentación del hombre anónimo.
El hombre anónimo ha vivido tanto... que ya no consigue creer en los cuentos. Ni en los cuentos que él mismo se cuenta. Ha aprendido que la vida en un sentido absoluto es imposible. Pero que de un modo relativo se deja vivir. Él no aspira a vivir su vida sin ser vivido por ella. Se conforma con mucho menos, aunque no es poco. Hinca el "yo vivo" en el centro de su vida y éste es su verdadero acto de ambición. Porque gracias a este arpón que ha clavado en la vida podrá mantenerse atado a ella y seguirla aunque sea a rastras. El "yo vivo" dice "que me dejen tranquilo", "que se olviden de mí...".
S. López Petit: El infinito y la nada. El querer vivir como desafío
S. López Petit: El infinito y la nada. El querer vivir como desafío
jueves, 24 de septiembre de 2009
¿Conoces a alguien de la sociedad civil catalana?
Como ya sabréis, se ha descubierto que el señor Fèlix Millet, que era presidente del Orfeó Català, sociedad coral propietaria del Palau de la Música, se ha dedicado a saquear de manera sistemática los dineros de la entidad. Cuando se ha divulgado la noticia se han proferido comentarios del tipo "conmoción entre la sociedad civil catalana" y cosas por el estilo. Estos días también ha sido noticia la notoria práctica de la prostitución en las ramblas de Barcelona, que también ha provocado, se dice, un cierto escándalo, pero no sabemos a qué tipo de gente ha causado vergüenza este hecho, porque no consta que la sociedad civil catalana haya sido mencionada en los medios que han tratado la noticia.
Esta presencia de la sociedad civil en los hechos referentes al Palau de la Música y su ausencia de algo que pasaba a unas pocas calles de distancia me ha llevado a preguntarme qué debe ser eso de la sociedad civil catalana. ¿Conozco yo a alguno de sus miembros? ¿Soy parte de ella? Podríamos empezar intentado elaborar una definición sobre tal grupo para luego ver quién forma parte de él y quién no, pero no es un buen método. Las definiciones de estos conceptos a veces pretenden ocultar lo que es realmente en lugar de mostrarlo. Y para conceptos evanescentes ya tenemos, por ejemplo, "católico no practicante", cuya absurdidad queda más manifiesta si lo traducimos al campo de las dietas y nos empeñamos en pretender que existen, por ejemplo, "vegetarianos no practicantes".
Que el concepto de sociedad civil catalana tiene algo de trampa queda claro desde el momento en que se usa: la necesidad del término da a entender que no abarca el conjunto de la población del país, pues si todo el mundo fuera "sociedad civil" no haría falta emplear una expresión específica, bastaría con referirse al conjunto de la sociedad. Un somero repaso de las últimas noticias aparecida en los medios puede ayudarnos a delimitar quién forma parte y quién no de tal grupo. Por ejemplo, en las noticias sobre obreros de Nissan protestando por sus despidos, ningún medio se ha referido a esa gente calificándolos de sociedad civil. Tenemos pues un primer dato: los obreros de la Nissan no forman parte de la sociedad civil catalana. Y creo que podemos extrapolar este resultado a toda la población trabajadora en general. Ya hemos visto que en las noticias sobre prostitución en el centro de Barcelona tampoco se hacía mención del término. Así que tenemos otro dato: las putas del Raval tampoco son sociedad civil catalana.
Entonces, ¿qué hay que hacer para que te consideren miembro de ese grupo? Hagamos un repaso de lugares y actividades que hemos podido encontrar vinculados al término que investigamos: el Liceu, el Palau de la Música, el trofeo de tenis Conde de Godó, el Círculo Ecuestre, Fomento del Trabajo... Veamos otro ejemplo: se manifiestan en el centro de Barcelona un grupo de okupas, prostitutas, skaters, lateros, etc, protestando por la existencia de la normativa del civismo; entonces se dirá que grupos antisistema han organizado una manifestación ilegal. En cambio se reúnen en el Ateneo Barcelonés Fèlix Millet, Joan Laporta, Isidre Fainé y el Abad de Montserrat, para hacer público un manifiesto de apoyo a la conservación del patrimonio modernista. Esto sí habrá sido un acto de la sociedad civil catalana.
Pero, queridos lectores, ¿hacen falta más ejemplos? ¿Es necesario darle más vueltas? Creo que ya está claro, y que con lo dicho cada uno podrá decidir por sí mismo si pertenece o no a esa sociedad civil. Y de paso, podrán contestar a la pregunta que hace de título. ¿Conoces a alguien de la sociedad civil catalana?
Esta presencia de la sociedad civil en los hechos referentes al Palau de la Música y su ausencia de algo que pasaba a unas pocas calles de distancia me ha llevado a preguntarme qué debe ser eso de la sociedad civil catalana. ¿Conozco yo a alguno de sus miembros? ¿Soy parte de ella? Podríamos empezar intentado elaborar una definición sobre tal grupo para luego ver quién forma parte de él y quién no, pero no es un buen método. Las definiciones de estos conceptos a veces pretenden ocultar lo que es realmente en lugar de mostrarlo. Y para conceptos evanescentes ya tenemos, por ejemplo, "católico no practicante", cuya absurdidad queda más manifiesta si lo traducimos al campo de las dietas y nos empeñamos en pretender que existen, por ejemplo, "vegetarianos no practicantes".
Que el concepto de sociedad civil catalana tiene algo de trampa queda claro desde el momento en que se usa: la necesidad del término da a entender que no abarca el conjunto de la población del país, pues si todo el mundo fuera "sociedad civil" no haría falta emplear una expresión específica, bastaría con referirse al conjunto de la sociedad. Un somero repaso de las últimas noticias aparecida en los medios puede ayudarnos a delimitar quién forma parte y quién no de tal grupo. Por ejemplo, en las noticias sobre obreros de Nissan protestando por sus despidos, ningún medio se ha referido a esa gente calificándolos de sociedad civil. Tenemos pues un primer dato: los obreros de la Nissan no forman parte de la sociedad civil catalana. Y creo que podemos extrapolar este resultado a toda la población trabajadora en general. Ya hemos visto que en las noticias sobre prostitución en el centro de Barcelona tampoco se hacía mención del término. Así que tenemos otro dato: las putas del Raval tampoco son sociedad civil catalana.
Entonces, ¿qué hay que hacer para que te consideren miembro de ese grupo? Hagamos un repaso de lugares y actividades que hemos podido encontrar vinculados al término que investigamos: el Liceu, el Palau de la Música, el trofeo de tenis Conde de Godó, el Círculo Ecuestre, Fomento del Trabajo... Veamos otro ejemplo: se manifiestan en el centro de Barcelona un grupo de okupas, prostitutas, skaters, lateros, etc, protestando por la existencia de la normativa del civismo; entonces se dirá que grupos antisistema han organizado una manifestación ilegal. En cambio se reúnen en el Ateneo Barcelonés Fèlix Millet, Joan Laporta, Isidre Fainé y el Abad de Montserrat, para hacer público un manifiesto de apoyo a la conservación del patrimonio modernista. Esto sí habrá sido un acto de la sociedad civil catalana.
Pero, queridos lectores, ¿hacen falta más ejemplos? ¿Es necesario darle más vueltas? Creo que ya está claro, y que con lo dicho cada uno podrá decidir por sí mismo si pertenece o no a esa sociedad civil. Y de paso, podrán contestar a la pregunta que hace de título. ¿Conoces a alguien de la sociedad civil catalana?
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